"Los Asalariados y los Comprometidos"

La importancia del trabajo colaborativo

por Nazire Ruiz Alpuche

–Martita –forma respetuosa como se dirige el director a su asistente– por favor, solicite a crédito y cobranza el expediente del cliente.

 

–Disculpe, licenciado –regresa Martita a los diez minutos con las manos vacías– es que no vino a trabajar el licenciado Godínez y aunque buscamos por muchos lados, sólo él sabe dónde están las cosas.

A lo largo de mis años de consultoría he visto este cuadro, más veces de las que pudieran imaginarse. Y más veces de lo que muchos empresarios desearían.

 

Dentro de las organizaciones puedo decir que existen dos tipos de colaboradores que hoy llamaremos: “los comprometidos y los asalariados”. Los primeros se caracterizan por su compromiso y esfuerzo por crecer dentro de la empresa. La convierten no sólo en su lugar de trabajo, sino incluso en una extensión de su hogar. No solo por el tiempo que pasan en ella sino que se preocupan porque la empresa consiga sus metas, porque de la misma manera ellos se ven beneficiados. Colaboradores que se interesan y aplican en el trabajo en equipo y ayuda mutua. Y a diferencia de este artículo, hacen todo lo posible para que, en una ausencia, el ritmo de la empresa no se detenga. Entienden que esto es en total beneficio. No estará recibiendo llamadas de la empresa durante en su ausencia (o peor aún, pidiéndole que se presente en las oficinas en calidad de urgente), y la empresa podrá continuar sin él. En todas las empresas en las que he tenido oportunidad de prestar mis servicios, me he topado con estas personas. Un honor trabajar con ellos y me vienen varios a la mente. A estos colaboradores les dediqué mi artículo “Su estrés, ¿mi interés?”.

"Que la empresa no sea rehén"

Y en el otro lado de la moneda están a los que llamo “asalariados”. Su objetivo es cumplir con su trabajo, y realmente no les interesa si a la empresa le va bien o mal. Mientras les paguen su salario religiosamente. Van al trabajo por cumplimiento: cumplo y miento.

Trabajadores que motivados por el miedo (no le encuentro otra razón), hacen su propia isla de poder con información, actividades, etc. Está disponible la mayor parte del tiempo para hacer las cosas y aprender lo nuevo, él solo. El nuevo contrato, la nueva extensión, la nueva licitación… además de lo que ya había acumulado en su haber de conocimiento. Dispuesto a dominar el tema, no por ponerse la camiseta, sino porque no quiere que nadie más posea esa información. Es excesivamente “sacrificado” y no quiere que nadie más meta las narices en su ámbito de poder. Si recibe algún tipo de ayuda con auxiliares o becarios, al tiempo resulta que ninguno es eficiente y pide que lo despidan o reubiquen a otro departamento. Estaba aprendiendo mucho. Cuando al asalariado se le cuestiona sobre las actividades que realiza, pareciera que le estás tratando de quitar a Gollum (personaje de la novela El Señor de los Anillos) su precioso anillo, y con cara malévola lo aferra gritándote “¡My Precious!” La empresa se vuelve rehén de sus propios trabajadores.

 

Pero no todo está perdido, existen dos formas de evitar que la empresa se convierta en rehén de sus propios trabajadores “asalariados” y, por el contrario, convertir el mero trabajo, en un trabajo colaborativo en beneficio de todos. 

Rotación de Puestos.

Rompiendo los paradigmas, existen una infinidad de razones por las cuales rotar al personal entre los puestos, resulta productivo y una buena opción. De tal manera que la ausencia de un trabajador no representará un problema para la empresa.

1

Nos aseguramos que de todos los colaboradores, dentro de su área de trabajo (finanzas, producción, operaciones, etc.) puedan dominar las diferentes actividades y suplir al ausente en caso de una incapacidad, vacaciones, etc.

2

Se promueve el orden. Todos deben ser capaces de mantener un orden y clasificación de sus cosas, papeles, etc. que sean de fácil acceso a todos los autorizados.

3

Se autocapacita el personal. Se incentivan las promociones dentro de las áreas y conocimiento de puntos fuertes.

4

En ciertas temporadas en las que ciertos departamentos reciben más carga de trabajo, se puede trabajar en equipo dejando de lado el “es su trabajo, es su problema”. Entre otras razones.

Documentación de Procesos.

Esta opción contempla dos formas de llevar a cabo esta labor. Una representa un costo, la otra se puede realizar de manera interna sin mayor costo.

1

Por medio de un trabajo de Consultoría en el que personas especializadas puedan documentar las actividades del personal. El valor de la consultoría radica no solo en la documentación de las actividades de los puestos, si no en la implementación de medidas y/o mejoras en los procesos. Hacen un impacto en la eficiencia en tiempos, esfuerzo y costo que, en el corto o mediano plazo, hará la diferencia en los resultados que la empresa ha venido obteniendo. Por supuesto, agregado a esto, está el hecho de que, por medio de la documentación, la renuncia o despido de un trabajador no pone en jaque a la empresa.

2

Por medio de un equipo interno, auxiliar o becario que se encargue de hacer ese levantamiento, con las limitantes que eso implica. Solo hay que asegurarnos de encontrar a una persona suficientemente capaz que evite que Gollum esconda a “su precioso” y se encargue de que terminemos con la misma dependencia con la que comenzamos.

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